Amor, Relaciones Amorosas, Pareja

jueves, 22 de enero de 2015

Como tener una relación de pareja sana y estable y no morir en el intento.


La relación de pareja es una de las experiencias más gratificantes de las que podemos gozar en nuestras vidas y pese a que es una experiencia universal y tratada de explicar desde el comienzo de la civilización solo hoy en día conocemos algunas de sus bases, componentes y evolución.  

Vivir en pareja no es nada sencillo si se tiene en cuenta que sobre ella revierten los problemas cotidianos. El trabajo, el estrés y la rutina a veces provocan que la pareja deje de disfrutar de sus momentos libres.
  
Existen relaciones de parejas adictivas o nocivas que pueden llevarnos a tomar decisiones radicales que puedan ser precipitadas, erróneas o perjudiciales tanto para nuestros sentimientos cómo para el de nuestra “media naranja”; o peor aún, vivir una relación tormentosa y desagradable que puede afectarnos en todos los campos de nuestra vida por falta de conocimiento mutuo o comunicación con nuestro compañero.

Cuando una persona decide compartir su vida con otra implica una aceptación de la otra persona y de uno mismo, es decir, las cualidades y los defectos de cada uno.
Para aceptar a alguien es necesario conocerlo y, por lo tanto, es indispensable la comunicación en la pareja, que para que sea buena requiere que ambas partes estén dispuestas a ser abiertas, comprenderse, tener una verdadera vida en común y que se comprometan el uno con el otro. 



La forma en la que una pareja vive su relación viene determinada tanto por las características particulares de cada miembro (formas de amar, historia de aprendizaje, experiencias en relaciones románticas previas, etc.), como por el contexto cultural y social en el que se inicia y se desarrolla (factores culturales, creencias, roles de género, etc.).
Todos estos aspectos van a ser determinantes en las dinámicas de interacción que se generen en la pareja y, por lo tanto, en el ajuste y la calidad de la misma.

 Algunos estudios plantean que una relación de pareja se basa en cuatro componentes: el compromiso, la intimidad, el romance y el amor. Los tres primeros son de tipo social y dependerá de la cultura donde se viva las conductas que demostrarán dichos componentes y la intensidad en que son necesarios en una relación amorosa. El amor por su parte es un componente biológico por lo cual es independiente de la cultura y es específico en cada individuo.

En toda relación de pareja existen una serie de áreas a las que las parejas se enfrentan y que condicionan las dinámicas y la calidad de la relación. En términos generales, cuando existe acuerdo entre ellas, la relación se ve fortalecida pero, si por el contrario, existe un desacuerdo y la pareja no posee las habilidades básicas para solucionar o tolerar estas desavenencias, es probable que conduzcan a interacciones conflictivas que dificulten el correcto funcionamiento de la relación.

Para mejorar y mantener una sana relación de pareja, se debe empezar por compartir actividades que son agradables para los dos, de esta forma se hace más estable y satisfactoria una relación, contrarrestando así los sinsabores de cada día y ayudando a que la rutina no destruya la pareja.

La intimidad o compenetración sexual entre la pareja es de vital importancia en la relación; aunque para algunos, no es lo esencial, para muchos ocupa casi o un poco más que el 60% de la relación.




Es conocido que el sexo influye de manera trascendental en el buen entendimiento y estabilidad de las relaciones de pareja, pues no solo se trata de la conexión física que significa como tal sino también, la unión que representa en la parte emocional. 

Descuidar este campo de la relación puede ser un error fatal, pues en muchas oportunidades y dependiendo de la solidez de tu relación, abrirás espacios que en un momento de confusión o ausencia, le permitirán a tu pareja la exploración sexual lejos de ti, generando problemas mucho más graves y que muchas veces acaban con la relación.

En una relación sana, la comunicación es la clave. Cuando la comunicación es eficaz y tratamos de entender mejor a nuestra pareja en todos los campos de nuestra convivencia, lograremos conseguir una  relación más fuerte y estable. Cuando podemos resolver los conflictos con éxito, estaremos desarrollando una relación sana y  madura y por consiguiente más duradera y satisfactoria.